Cuatro escritos a mano que describen, en parte, el copioso número de Biblias introducidas en el país por, según el autor, la Sociedad Bíblica de Londres. El autor se queja de que las Biblias se venden como un solo libro (Antiguo y Nuevo Testamentos juntos), y el Nuevo Testamento individualmente. El autor se queja de la cantidad de dinero que se gasta por las Sociedades Bíblicas en traducir la Biblia en todas las lenguas conocidas, imprimir y difundir todas aquellas Biblias. Él se opone a la falta de respeto a la prohibición contra los laicos leyendo la Biblia, algo que es punto de doctrina de la Iglesia Católica. El autor de estas páginas parece estar bien informado y cita varios miembros prominentes de los británicos, de las Relaciones Exteriores y la Sociedad Bíblica de la Sociedad para la Promoción del Conocimiento Cristiano fundada en Inglaterra en 1698. Su escritura es académica, plena de referencias a las fuentes de sus citas (es especialmente aficionado a la cita de las palabras de Samuel Wix (1771-1861), clérigo y escritor prominente de la Iglesia de Inglaterra).